Bursitis
Qué es – Tipos – Síntomas – Causas – Tratamiento
Qué es la bursitis
La bursitis es una afección médica dolorosa que se centra en las bolsas, esos pequeños sacos llenos de líquido sinovial que se encuentran cerca de las articulaciones, y que tienen la función de proteger los huesos, tendones y músculos que se encuentran en determinadas partes del cuerpo. (FIGURA 1)
La afección es de naturaleza inflamatoria y puede afectar los hombros, los codos o las rodillas, pero también las caderas y los pies. De hecho, la bursitis afecta con mayor frecuencia a todas aquellas articulaciones que se encuentran cerca de las extremidades más utilizadas en los movimientos corporales, como los brazos o las piernas. Se encuentran más de 150 bolsas en el cuerpo y cualquiera de ellas puede verse afectada por esta afección.
Normalmente, los pacientes pueden recuperarse de la bursitis en unas pocas semanas, después de someterse al tratamiento adecuado, pero los casos de recurrencia son muy comunes. Las sensaciones dolorosas en pacientes que padecen bursitis pueden aparecer de forma repentina o gradual, y es muy importante evitar someter la bursa a una tensión excesiva antes de que haya sanado por completo.
FIGURA 1
Tipos de bursitis
Los tipos más comunes de bursitis incluyen:
- Bursitis de cadera: esta afección suele ser el resultado de un traumatismo o microtraumatismo, pero también puede ser causada por patologías reumáticas, sobrecarga funcional o intervenciones quirúrgicas incorrectas. La bursitis de cadera es más común entre las mujeres, y generalmente afecta mayoritariamente a personas mayores de 50 años;
- Bursitis del codo: entre las bolsas más expuestas al riesgo de inflamación se encuentra sin duda la situada entre la piel y los huesos del codo. Este tipo de bursitis puede ser causada por una presión continua y repetida en el codo, pero también por un traumatismo violento, una lesión o una infección;
- Bursitis de rodilla: la inflamación también puede afectar a la bolsa situada en la rodilla, entre la tibia y los tendones de los músculos del muslo. En este caso, la afección puede ser causada por una tensión excesiva de los músculos del muslo, por sobrepeso o por la costumbre de no estirar antes de los ejercicios físicos;
- Bursitis rotuliana: este tipo de bursitis también se conoce como bursitis prepatelar y está especialmente extendida entre determinadas categorías de profesionales que pasan mucho tiempo de rodillas, como los fontaneros o los alfombradores;
- Bursitis del tendón retromaleolar: entre las causas más comunes que conducen a la aparición de este tipo de bursitis, que se concentra en la parte inferior del tendón de Aquiles, se encuentran las lesiones, posibles enfermedades concomitantes, pero también el hábito de usar zapatos equipados con un soporte rígido. En estos casos, es posible que la bolsa situada entre el talón y el tendón se inflame;
- Bursitis del tendón de Aquiles posterior: la bolsa afectada, en este caso, se sitúa entre la piel del talón y el tendón de Aquiles, y el cuadro doloroso puede verse agravado por la forma incorrecta de colocar el pie al caminar, ejerciendo una presión excesiva sobre el Tejidos blandos del talón.
Cuáles son los síntomas de la bursitis
Primeros síntomas: Entre los primeros síntomas que se sienten cuando se padece bursitis, cabe mencionar sin duda el dolor en las articulaciones, especialmente al caminar. En sus etapas más avanzadas, el dolor puede presentarse incluso cuando las extremidades están en reposo.
Entre los síntomas más comunes relacionados con la bursitis se encuentran:
- Sensación general de dolor y rigidez cerca de la articulación afectada.
- Aumento de los síntomas dolorosos al intentar mover la extremidad afectada.
- Hinchazón y enrojecimiento en el área afectada por la afección.
- Limitaciones severas en la movilidad articular.
Síntomas más graves: Éstos serían por los que sería necesario contactar inmediatamente a un médico, incluyen:
- Incapacidad repentina para mover una articulación.
- Dolores punzantes en las articulaciones.
- Erupciones cutáneas en el área afectada.
- Dolor severo experimentado durante los entrenamientos.
- Dolor persistente que no mejora después de unos días.
- Sobrecalentamiento del área afectada.
- Formación de un bulto cerca de la bolsa afectada por la afección.
Causas de la bursitis
Entre las causas más comunes de bursitis se encuentran seguramente todos aquellos movimientos repetitivos que podrían ejercer una presión excesiva sobre las articulaciones, favoreciendo la inflamación progresiva. En cualquier caso, el riesgo de contraer bursitis aumenta sistemáticamente a medida que avanza la edad, debido también a la inevitable pérdida de elasticidad de los tendones.
Sin embargo, entre las causas más frecuentes podemos enumerar:
- Levantamiento repetido de objetos del suelo.
- Arrodillarse frecuentemente (particularmente mientras se realizan ciertos trabajos).
- Las repeticiones continuas de ciertos gestos (como lanzar una pelota).
- El hábito de apoyarse en los codos durante largos períodos de tiempo.
Otras posibles causas de bursitis incluyen: gota, infecciones y otras afecciones concomitantes, como artritis inflamatoria o artritis reumatoide.
Quienes realizan actividades relacionadas con la carpintería, la jardinería o la pintura están ciertamente mucho más expuestos al riesgo de sufrir los síntomas de la bursitis, especialmente por el estrés excesivo al que están sometidas las articulaciones.
Tratamiento
Casi siempre se pide a los pacientes que se tomen un descanso de todas aquellas actividades que podrían ejercer una presión excesiva sobre las extremidades, permitiendo así que las bolsas afectadas sanen gradualmente. En algunos casos, sin embargo, se sugiere tratar la afección con algunas terapias conservadoras específicas, dirigidas sobre todo a aliviar las molestias articulares y los síntomas dolorosos vinculados a esta patología.
Tratamientos conservadores más habituales:
- Medicamentos: los analgésicos y los antiinflamatorios como el ibuprofeno o el naproxeno ciertamente pueden reducir temporalmente los síntomas dolorosos, mientras que los antibióticos son útiles en particular en el caso de la bursitis infecciosa;
- Inyecciones: el estado inflamatorio y el dolor articular también pueden reducirse gracias a unas inyecciones específicas de cortisona en las zonas afectadas, que generalmente producen resultados muy satisfactorios tras una sola sesión;
- Fisioterapia: los ejercicios físicos pueden contribuir decisivamente al fortalecimiento de las articulaciones y los sistemas musculares de la zona afectada por la bursitis, previniendo las recurrencias y también reduciendo significativamente los síntomas dolorosos.
También se ha observado que descansar, aplicar compresas de hielo en la articulación y adquirir nuevos hábitos posturales durante el sueño (como colocar una almohada entre las piernas, en caso de que prefieras dormir de lado) sin duda pueden ayudar a aliviar las molestias más molestas. síntomas de la condición. La zona del cuerpo afectada por la bursitis también se puede apoyar con férulas de inmovilización u otros dispositivos médicos específicos.
Tratamientos más agresivos: Si la bursitis ha sido causada por una infección, el tratamiento puede incluir:
- Antibióticos.
- Aspiración del líquido de la bolsa mediante una aguja.
- Extirpación quirúrgica de la bolsa infectada.
- Cirugía
La extirpación quirúrgica de la bolsa afectada por la afección es muy rara y normalmente se realiza sólo en los casos más problemáticos (o en el caso de que los tratamientos conservadores no hayan tenido ningún efecto). Una operación mucho más común es realizar un drenaje quirúrgico de la bolsa afectada.
- Si tienes dudas que resolver o necesitas ampliar información, no dudes en contactarcon nosotros.
- MÁS INFORMACIÓN EN: Nuestra web
Comentarios